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para no oír lo que dice el mago,
el que hace encantamientos.

Dios mío,
¡rómpele los dientes a esa gente!,
¡rómpeles los colmillos a esos leones!
¡Haz que desaparezcan
como agua entre los dedos!
¡Haz que los pisoteen
como a la hierba del camino!

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